ULTRAS

No voy a hablar de aficionados deportivos ni políticos extremos. Ultra es una de esas raras cámaras españolas de fabricación, se podría decir, casi casera. Producida por el sanluqueño Hipólito Gil Rodríguez en su taller de Sevilla, es una cámara muy particular en su construcción y materiales. Basta tener una de ellas en la mano para entender por qué son pocos los ejemplares que han llegado a nuestros días. A pesar de ser una cámara totalmente metálica, es ligera y su fina chapa le hace ser muy sensible a la corrosión y en consecuencia destrucción.

Según la información recogida en el estudio sobre la fotografía sevillana  [1], se llegaron a vender 2800 ejemplares al precio de 125 ptas.

El diseño de esta cámara está recogido en la patente 162692 [2]  en el año 1944, que podemos suponer cercano al de su producción, y  se recoge a nombre de DON HIPOLITO GIL RODRIGUEZ Y DON JOAQUIN PAVO RUEDA, de nacionalidad española, domiciliado en SEVILLA (España), calle Avda. de José Antonio, n 3. 2

Esta patente la describe como:

cámara fotográfica (1 - fig s. 1-2-3) la cual estará construida bien en metálico o de cualquier  otra clase de material apropiado para ello , siendo su forma rectangular y llevando tanto por su parte superior como in fe rio r, unos chaflanes grandes (2 - fig s. 1-2-3) delanteros, con lo cual la máquina presentará un aspecto moderno de líneas, de mucha visualidad, quedando completamente cerrada dicha caja o cámara (1 -fig s. 1-2-3) por una tapa que lleva por su parte trasera 



Aparte del material de construcción, lo que le hace más curiosa a esta cámara es el fuelle metálico plisado que es eyectado al presionar dos botones situados en los laterales del objetivo.


En el libro de Gerardo Acereda [3] se hace mención a dos variantes que son las cubiertas por el texto de la patente. La primera de ellas vendría forrada de piel -foto del libro [3]-, siendo posteriormente eliminada al despegarse fácilmente del metal por los problemas con el adhesivo, lo que generó la segunda de las nuevas variantes. Esta es la que se incluye en mi colección en bastante buenas condiciones como se aprecia en las fotos.

En la patente ya abrían la posibilidad al uso de diferentes materiales: 

Una máquina fotográfica segán las reivindicaciones 1) a 6) caracterizada, por poderse construir de mayor o menor tamaño y de diferentes clases de materiales apropiado para ello, pudiendo ser pintada por el exterior en diferentes clases de colores y dibujos lo mismo que forrada de pieles variadas, o de otra clase de material apropiado para ello.

Recientemente, en una de las páginas de compra-venta españolas ha aparecido una nueva variante de esta cámara, no recogida en la literatura sobre coleccionismo de cámaras españolas.

Esta variante, sin recubrimiento de piel, parece una simplificación de la parte posiblemente más compleja de la cámara: el mecanismo de apertura del fuelle. En ella no aparecen los dos botones de extracción junto al objetivo y son sustituidos por dos pequeños salientes en el frontal que permitirían extraerla manualmente. Descritos así en la patente:

cuando se quiera cerrar dicho fuelle quedando sujeto en esta posición, por medio de dos muelles aprisionadores (18-figs. 1-2-3) llevando montados en el interior y en sus laterales, cogidos y fijo a la pestaña (1 9 -fig . 3)


Lleva a la duda, de si esta cámara sin el mecanismo de extracción del fuelle fue una versión más simple original de esta cámara o bien una simplificación posterior de ese mecanismo como vemos en la patente ésta incluía el mecanismo de apertura situado en los laterales.

La historia de este impulsor de la fotografía en Sevilla continua en el tiempo con uno de los talleres más activos y por donde muchas de las cámaras sevillanas de la época han pasado. 

Sobre este inventor existe una publicación "El privilegio de la creación: Hipólito Gil Rodríguez" por Francisco Gil Chaparro y publicado por la Diputación de Sevilla.

Referencias

[1] Repensando a Arenas. Apuntes sobre fotografía sevillana, 1944-2010 link

[2] Registro de Patentes y Marcas

[3] Un siglo de Cámaras españolas 1890-1990, Gerardo Acereda. La edición impresa se titula Cian años de Cámaras españolas, si bien al autor indica en sus correcciones que el libro está registrado con el primer nombre

Río 400

Este es el nombre de una curiosa cámara. Seguro que su estética y diseño nos recuerda a la Kodak Brownie, concretamente es una variedad de ella la Brownie Bullet II.   

Variante de la kodak Brownie pero con la particularidad de que fue producida en 1965  para celebrar el 400 aniversario de la ciudad brasileña que le da nombre. No es la primera, pues han sido varias las cámaras cuyo nombre conmemora algún evento, caso de las Zenith en la Olimpiada de Moscú, del 50 aniversario de Canon, Leicas, etc, etc.


 En este caso, la cámara es muy sencilla con dos posiciones que fácilmente entenderemos también en español sin grandes conocimientos de portugués/brasileiro:

  • NUB
  • SO

Es una cámara muy coleccionable como se puede ver en el siguiente video en portugués/brasileño. Mi ejemplar se quedó abandonado en una mudanza de una familia brasileña pero si quieres conseguir un ejemplar, aún se pueden ver en la página de compra-venta brasileña por excelencia, mercadolivre.

El imperio Kodak durante años extendió su poder a lo largo de toda la geografía mundial, con fábricas en muchos países como España o el mismo Brasil. Y es allí donde se produjo esta coqueta cámara. No es la primera de mi colección que proviene de este país, ya que tengo la suerte de contar con otros dos ejemplares muy especiales, variaciones de la Instamatic 126 a los que se les ha incorporado la temática Disney. En concreto cuenta con la forma y diseño en la tapa del objetivo de Mickey y Minnie, los famosos ratones de esta factoría de entretenimiento para niños y no tan niños. 

La fábrica de Brasil, perteneciente a Kodak Brasileira Com. fue fundada en 1955 y llegó a producir unos 18 millones de cámaras antes del 1990. Además de las anteriores mencionadas, destacaría otra curiosa cámara salida de esa fábrica como es la Cámara DEPORTIVA.

¡Frena, frena!

Ya es práctica generalizada que después de un accidente de tráfico y pasados los primeros nervios que esta situación suele generarnos, rellenemos el parte amistoso de accidente. Para complementarlo, y como ya se sabe que una imagen vale más que mil palabras, también recurrimos al móvil y tomamos unas fotos del escenario del accidente con posición de los coches, etc. para ayudar a las aseguradoras en las posteriores gestiones. E incluso, algunas compañías ya nos han proporcionado una aplicación móvil para todo el proceso, ¡qué gran idea!.

Recientemente, descubrí que esa gran idea derivada del uso del móvil como la parte de la captura fotográfica de la escena no es tan nueva, al menos para mi. Ya con las tradicionales cámaras de carrete, existieron kits que facilitaban al conductor esa labor. Eran pequeños conjuntos, maletines, cajas o similar donde el parte de accidentes venía acompañado de todo lo necesario para esta función: un bolígrafo y una cámara, muchas veces desechable.

En estos últimos meses, he visto varios de ellos, de fabricante como la marca BMW con su cámara blanca, sin marca con una cámara Agfa de usar y tirar, incluso ha aparecido alguno en una caja especial más lujosa de la casa Agfa con una Agfa Mini (made in India). 

Pero si nos referimos a los de fabricación nacional, y tal como recoge Gerardo Acereda en su libro "Un siglo de cámaras españolas", nos encontramos con dos equipos de este tipo, fabricados por Agfa y Certex respectivamente.

En el caso de Certex, el denominado WerlisaCar con su característica e identificativa pegatina, va más allá con la equipación. No sólo incluía la cámara, en este caso una Werlisa Club 35 con su bolígrafo sino que incluía en su caja de plástico un flash Werlisa 1600 (ver mi entrada sobre flashes "españoles") y un pequeño llavero/metro, además del carrete y pilas. Por cierto, el metro era tan pequeño que me pregunto ¿cuál sería su utilidad para medir en el escenario del accidente distancias?  


Supongo que el inconveniente con todos estos conjuntos sería la fecha de validez de la película tanto en cámaras desechables como con esta Werlisa Club 35 que contenía el conjunto de Certex. Seguro que cuando la necesitábamos estaba caducada. 

¿Fumas?

Esta pregunta era todo un clásico de las relaciones y de la calle no muchos años atrás. Sin entrar en polémicas, el tabaco en sus diferentes variedades nos ha acompañado durante muchos años. Aunque nos pueda parecer lejana su prohibición en España en lugares cerrados, no lo es, data de 2006. Hasta esa fecha era (y sigue siendo)  parte esencial de las vidas de millones de personas, de su día a día, en el trabajo, de sus relaciones, etc. 

Quién no recuerda la pregunta que titula el artículo o ¿Tienes fuego? en eventos, discotecas, fiestas, o en la calle en general. No sólo como medio para encender el cigarrillo sino también era una forma fácil y sencilla de romper el hielo, ¡qué diferente sería hoy hacer ese pregunta!.

Y lógicamente el mechero, ese fuego del que tanto se preguntaba, era uno de los complementos imprescindibles en el bolsillo de todos esos millones de fumadores y de algún otro.  Como complemento, su vida no se quedó en ser un sencillo accesorio, sino que su diseño ha dado origen a multitud de diferentes formas donde los Zippo quizás sean los más conocidos con cientos de variedades desde su origen allá por el año 1933 [1]. 

La industria de la fotografía con sus cámaras no ha estado ajena a esta posibilidad comercial y como no podía ser de otra forma nació el: mechero-cámara o la cámara-mechero.



Y quizás contradiciéndome, el origen es posible no haya sido tan comercial sino uno de los principales motores de novedades en muchas áreas: la industria militar y en concreto el espionaje. ¿Qué mejor lugar para esconder una cámara que el objeto siempre presente en un espía: el mechero? Bueno quizás sea mejor en el paquete de tabaco, que da un poco más de juego al espía, tanto por su tamaño como por la posibilidad de depositarlo en la mesa disimuladamente. 

Sea cual sea el origen, es obvio que tal artilugio, presente en la vida de millones de personas, es un buen lugar para innovar añadiendo una cámara. Sin embargo, aunque parezca una gran idea, no han sido muchos los fabricantes que han abordado este reto.  Y digo reto porque la miniaturización que implica incorporar una cámara a un mechero, plantea tantos limitantes al fabricante como al usuario al manejar un tamaño de película minúsculo.

Desde los años 50, han sido cuatro los fabricantes que han abordado este reto y creado auténticas joyas en miniatura que combinan ambas funciones.



Camera Lite

El primero de ellos ha sido Suzuki Optical Works. Parte del diseño de los Zippos, con forma cuasi cuadrada, obrando casi diría el milagro, por aquel entonces 1955, de insertar una cámara en este tipo de mecheros.  Su primer modelo fue el Echo 8 para dejar paso, años más tarde, al Camera Lite con una calidad un poco inferior.


Lo curioso que para capturas de 6x6 mm requería un equipo para preparar las películas de 8mm, partiendo para ello en dos secciones formatos de 16 mm, habituales en cámaras de tipo subminiatura. En la fotografía se puede comparar el tamaño del habitual rollo que conocemos, el 16 mm y el 8 mm de este mechero (la que esta debajo de la mascota de mi colección). Es posiblemente la cámara fabricada de la historia con el tamaño de película más pequeño, salvo opinión contraria de la KGB.

El mechero, como indicaba, es formato Zippo y se divide en dos secciones extraíbles en el interior: la cámara y el mechero. Su uso era muy fácil, bastaba con abrirla, mirar por el objetivo que era un cuadrado recortado en la tapa y ¡clic! 



Kunik Lighter

Y llegó la empresa alemana Walter Kunik, el rey de las joyas subminiatura. Si algo caracteriza a Kunik es que sus diseños dejan sin palabras al aficionado. Como hizo con otros elementos de la vida diaria como petaca, polvera, etc. este fabricante integro en 1956 una de sus cámaras en un diseño arte-decó único de mechero, disponible en varios colores (rojo, azul, …) e incluso acabado en piel. En ese noble arte del flirteo de la época, ¿qué señorita se podría resistir a un caballero con ese particular mechero?


Por cierto, ¿sabíais que hay una cámara alemana llamada Nenita? Pero eso es ya otra historia. 

Volviendo a esta cámara, mecánicamente el diseño es bastante sencillo pues se compone de tres piezas integradas que la componen:

Mechero de la marca Simson

Cuerpo central que une los componentes y le confiere el espectacular diseño

Cámara subminiatura Petie de color dorado.



Según referencia de la principal obra de cámaras miniatura [2], en los 50 pudo producirse un cuarto modelo dentro de una cámara Petal. 

Minimax Lite

Pasados muchos años y antes de la llegada del mundo digital que ha permitido una simplificación en el comentado reto de la miniaturización, la compañía japonesa Nikoh, produjo una gran variedad de mecheros-cámaras con diferentes nombres, pero estructura similar. En este caso, partían de la base de la película de las cámaras Minox lo cual simplificaba al usuario su uso, por ser un formato más o menos habitual. Ya estamos en 1980, dejando los mecheros de gasolina por los rellenables de gas butano. Por esos tiempos, recargables en los estancos tan presentes en la vida de fumadores y no fumadores.



En este caso todo el conjunto se integra de una forma más fácil con un diseño más alargado y fácil de usar al adaptarse de manera más natural a la mano.

Este mechero se produjo con varios nombres comerciales como Minimax Lite, Cosmos, Slimax Lite, etc. y aún puede encontrarse fácilmente en las principales páginas de compra-venta. 


Dejando variantes aparte de colores y marcas para ese último, cerramos el capítulo de mecheros en la colección, una de las más curiosas ramas dentro de las cámaras miniaturas. 

Y me pregunto, ¿cómo explicaremos dentro de unos años a las generaciones venideras dos  conceptos como la cámara de película y mechero?

Referencias

[1] Wikipedia

[2] Subminiature Photography, William White. El clásico de las cámaras submniaturas