A veces, el coleccionismo te da sorpresas. Este fue el caso con una cámara de tipo detective de reciente adquisición. Este tipo de cámara, era una de esas piezas imprescindibles en cualquier colección pero que aún no había llegado.
Y apareció la oportunidad con una cámara de fabricación italiana. En este punto, hay que hablar de las características de los nuevos mercadillos "virtuales", representados en todas esas páginas o apps de compraventas que han facilitado y simplificado enormemente cualquier tipo de coleccionismo. Han aparecido más aparatos, puedes traértelos de cualquier parte del mundo, etc. Pero también aparecen otros aspectos no tan buenos, siendo el más destacado la complejidad de apreciar el estado real. Es muy difícil apreciar en una foto el estado real de una cámara y aún menos el correcto funcionamiento, lo cual diría es imposible y nos remite al conocimiento del vendedor.
Y es en este punto dónde empezaron las sorpresas con esta cámara. Cuando llegó, su estado era peor del esperado con algunos puntos de carcoma que han obligado a un tratamiento preventivo para evitar su extensión.
Sin embargo, las sorpresas no acabaron ahí, ni tampoco todas fueron malas. Al abrirla, aparecieron los soportes de las placas, troqueladas? a mano y que permiten apreciar el grado de artesanía y las dificultades por las que los fotógrafos de otras épocas pasaron. Placas que utilizaban chapa proveniente de latas de aceite de Repsol, etc. ¡Cómo ha cambiado la fotografía si la comparamos con el mundo digital actual!
Pero esto no fue la gran sorpresa. Junto a las placas apareció algo más: ¡un paquete con unos billetes de mil pesetas! Curioso el lugar que su propietario utilizó de caja fuerte: el interior de una cámara.
Comentar, que existe otra entrada relacionada con esta cámara pues creo que se aclara uno de los puntos sobre la tienda Cosmos Fotográfica y los aparatos por ellos (no) fabricados que aparecen en la literatura sobre coleccionismo de cámaras españolas.
